Todas las personas, y de manera especial las personas adultas
mayores, para conservar su autonomía y poder desplazarse libremente requieren
mantener su capacidad para movilizarse, y para ello es fundamental contar con
un buen soporte: nuestros pies.
La base que sostiene nuestro cuerpo son los pies, y muestran el
cuidado que se les ha dado a lo largo de la vida. Muchas veces los años de
desgaste, el calzado inapropiado, la mala circulación y algunas enfermedades,
los van deteriorando. Además los problemas en los pies son fuente de dolor y
ponen en peligro la independencia de la persona adulta mayor.
Pero felizmente, se puede evitar tener problemas en los pies
durante el envejecimiento.
Cambios y alteraciones de los pies durante el envejecimiento
La piel de los pies se vuelve rugosa, reseca y se puede cuartear o rajar.
Disminuye la sensación de dolor, tacto y presión.
Se engruesan las uñas y algunas se vuelven quebradizas
Disminuye la cantidad de grasa en la región plantar, es decir, su función amortiguador disminuye. Esto favorece la presencia de callos y dolor al caminar.
Además pueden existir manifestaciones de enfermedades como la diabetes o las varices, lo que hace que la marcha se haga difíciles y dolorosas
Problemas más frecuentes de los pies
Las enfermedades y problemas de los pies (rajaduras, cortes,
hongos, juanetes, y espolones) causan dificultad para caminar y muchas
molestias, produciendo dolor.
Cuando no cuidamos nuestros pies, pueden aparecer hongos y otras
enfermedades. Algunas personas adultas mayores no pueden cuidar sus pies porque
no pueden llegar a ellos con sus manos, e incluso no pueden mirarlos.
Entre
los problemas más comunes en los pies durante esta etapa, tenemos: hongos y
bacterias, uñas encarnadas, callos, juanetes, dolor, espolones y várices.
Hongos
(micosis)
Se
presentan tanto en la piel como en las uñas. La piel se enrojece, aparecen
ampollas, costras, grietas, y picazón; generalmente se ubican entre los dedos.
Las
uñas cambian de color, de blanco a amarillo, se engruesan y se rompen
fácilmente.
Problemas
de las uñas
Se
vuelven gruesas y curvas, o se forman uñeros (cuando la uña se incrusta en la
piel), provocando inflamación, dolor, infección y dificultad para caminar por
el campo, el pueblo, etc.
Callos
Son
una respuesta de protección frente a fricciones o presiones en la piel,
principalmente se presenta en los pies.
La
piel se vuelve dura y se abulta. Puede formarse en los dedos, en la planta de
los pies y en el talón, es causado por el roce constante del zapato, sandalias,
ojotas o por caminar descalzo.
Várices
Las
várices son dilataciones anormales de las venas, que se presentan con mucha frecuencia
en los miembros inferiores.
Las
várices pueden causar hinchazón, dolor, ardor, picazón, adormecimiento y
sensación de pesadez en los miembros inferiores.
Osteoartralgias
Son
dolores en los huesos y articulaciones, que pueden ser causados por artritis,
gota, artrosis, osteoporosis, etc. Esto produce dificultad para movilizarse.
Medidas
de autocuidado de los pies en las personas adultas mayores
Higiene
de los pies
Lavarse
los pies diariamente, con agua limpia.
Asearse
especialmente entre los dedos y alrededor de las uñas. En algunas zonas rurales
utilizan piedritas especiales, como la piedra pómez.
Secar
bien el pie, con un paño limpio y suave, especialmente entre los dedos, para
evitar que aparezcan los hongos.
Revisar
diariamente entre los dedos, alrededor de las uñas y en la planta de los pies, si
hay enrojecimiento, ampollas, heridas, callos, cortes, grietas y uñeros;
consulte al personal de salud.
Recomendar
que las personas adultas mayores que no pueden lavarse los pies solos, deben
pedir ayuda.
Higiene
de las uñas
Limpiar
y recortarse las uñas, para evitar que se rompan y causen heridas; aconsejar que
primero remojen los pies con agua limpia, ya que se ablandarán y el corte será
más fácil y rápido.
El
corte debe ser recto. No redondear el borde de las uñas formando surcos, ya que
al crecer las uñas tienden a incrustarse en la piel cercana, causando uñeros.
Observar
si las uñas cambian de color y grosor, porque pueden estar enfermas.
Si
la persona por sí sola no puede cortarse las uñas, pida ayuda.
Si
existen uñeros, heridas u otras lesiones, acuda al centro de salud.
Uso
del calzado
De ser posible, recomendar el uso de zapatos, zapatillas, sandalias, ojotas, yanquis, u otros, que permitan que los pies estén cómodos cuando las personas vayan a caminar, sembrar, cosechar, pastear, etc. Estos calzados cómodos proporcionan seguridad, y no dañan la piel.
No usar medicamentos o sustancias de animales o plantas, no indicados por los médicos porque pueden causar irritación, alergias o lesiones en el pie.
Evitar el calzado o prendas de vestir muy ajustadas porque pueden interrumpir la circulación de la sangre hacia los pies (medias ajustadas, pantalonetas, fajas, soguillas, amarras en las piernas).
Realizar ejercicios de circulación levantando los pies al menos tres veces al día.
Para mejorar la circulación, frotarse los pies con masajes desde la punta de los dedos hacia las rodillas, por lo menos dos veces al día.
Evitar estar de pie o sentado por mucho tiempo.
Recuerde:
Los
pies son la base que sostiene nuestro cuerpo, ¡CUÍDELOS!